miércoles, 16 de mayo de 2007

NO ME LLAMES EXTRANJERO

No me llames extranjero, porque haya nacido lejos, o
porque tenga otro nombre la tierra de donde vengo.
No me llames extranjero, porque fue distinto el seno,
o porque acunó mi infancia otro idioma de los cuentos.
No me llames extranjero si en el amor de una madre,
tuvimos la misma luz en el canto y en el beso con que
nos sueñan iguales las madres contra su pecho.
No me llames extranjero, ni pienses de donde vengo,
mejor saber donde vamos, a donde nos lleva el tiempo.
No me llames extranjero porque tu pan y tu fuego calman
mi hambre y frío, y me cobije tu techo.
No me llames extranjero tu trigo es como mi trigo, tu
mano como la mía, tu fuego como mi fuego. Y el hambre no
avisa nunca, vive cambiando de dueño. Y me llamas extranjero
porque me trajo un camino, porque nací en otro pueblo,
porque conozco otros mares, y zarpé un día de otro puerto,
si siempre quedan igual en el adiós los pañuelos, y las
pupilas borrosas de los que dejamos lejos, los amigos que
nos nombran y son iguales los besos, y el amor de la que
sueña con el día de regreso. No me llames extranjero,
traemos el mismo grito, el mismo cansancio viejo que viene
arrastrando el hombre desde el fondo de los tiempos, cuando
no existían fronteras, antes que vinieran ellos, los que
dividen y matan, los que roban, los que mienten , los que
veden nuestros sueños, los que inventaron un día,
esta palabra, extranjero.
No me llames extranjero que es una palabra triste, que es
una palabra helada huele a olvido y a destierro. No me
llames extranjero, mira tu niño y el mío como corren de
la mano hasta el final del sendero, no me llames extranjero
ellos no saben de idiomas, de límites ni banderas, míralos
se van al cielo. Por una risa paloma que los reúne en el
vuelo. No me llames extranjero piensa en tu hermnano y
el mío, el cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo,
ellos no eran extranjeros, se conocían de siempre. Por la
libertad eterna e igual de libre murieron. No me llames
extranjero, mírame bien a los ojos. Mucho más allá del odio,
del egoísmo y el miedo, y verás que soy un hombre, no puedo
ser extranjero. (Rafael Amor).

FÁTIMA.

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